Nos guste o no, todo en esta vida nos deja huella.
Personas, momentos, miradas, sonrisas, palabras, canciones, películas, poemas, frases, imágenes...
El problema es cuando esa huella es tan profunda que se pueden ver claramente las pisadas de ese recuerdo en nosotros, e incluso después de mucho tiempo la cicatriz sigue ahí para recordarnos cada pequeño detalle que no nos deja olvidar la moraleja de nuestra particular aventura desafortunada.
Que la cicatriz nos acompañe y que esas sensaciones vuelvan aunque duelan, porque aunque la mayoría de las veces no les hagamos caso, están ahí para advertirnos de que no debemos volver allí.
Yo, a pesar de mis millones de huellitas particulares, casi siempre vuelvo sobre ellas y no hago caso a sus advertencias. Pero me llegó el momento en que como ya no cabían más advertencias, las huellitas nuevas empezaron a crecer encima de algunas cicatrice, abriendo así las viejas heridas y creando las nuevas.
Y si antes dolía, no hay forma de explicar como duele ahora.
miércoles, 20 de febrero de 2013
jueves, 24 de enero de 2013
Primer amor.
Cuando pensamos en nuestro primer amor, siempre pensamos en esa personita a la que le regalamos nuestro primer "te quiero", o a la que le dimos nuestro primer roce de labios, que en algunos casos no llegó a ser ni un intento de beso. Cuando éramos niños o dejando de serlo, cuando sentíamos esa cosa dentro que te sube desde el estómago hasta la garganta cuando lo veías venir de lejos o cuando te quedabas dormida pensando en esa personita, pensando que te casarías y tendrías hijos con ese novio de primaria.
Hoy pienso en ese primer amor mio, y me río de mi misma, porque recuerdo como si fuera ayer todo lo que pensaba cuando lo veía, todo lo que sentía, locuras que le decía, en las cartas que escribía, en las rivalidades con la de la clase de al lado que quería quitármelo, en las charlas con mis amigas y las sonrisas y los secretos, en la adrenalina que todo eso me provocaba... pienso en lo feliz e inocente que era y en lo fácil que creía que era AMAR.
Cuando hablamos de nuestro primer amor, se nos viene a la cabeza ese niño de la infancia con el que nos escribíamos cartitas voladoras en la clase y que tantos suspiros se nos llevó. Pero nos reímos o nos avergonzamos de ello, ya no le damos importancia y en la mayoría de los casos ya no sabeos nada de esa persona que un día nos llenó de sueños infantiles.
Es por esto que pienso que nuestro primer amor, es aquel que hoy en día, si miramos hacia atrás no hay manera de olvidar absolutamente nada, ni puedes avergonzarte de lo que sentiste o pensaste o hiciste, porque ese de verdad es tu primer amor.
Tu primer amor, a veces, en algunos casos, no hace falta ni mirar hacia atrás para encontrarlo, porque aunque ya no forme parte de tu presente, forma parte de ti y se ha llevado para siempre un pedacito de ti y tu para siempre tendrás un pedacito de él.
Un primer amor nunca se olvida, ni se niega, ni se odia, ni se siente rencor si realmente el amor fue puro.
De primeros amores está lleno el mundo, y de segundos y terceros y cuartos y así suman siguen... pero el primero es inevitablemente el primero y siempre dejará su huella que ni el tiempo ni ningún amor venidero te harán olvidarlo. No porque no puedas dejar de amarlo, sino porque no puedes olvidar lo que sentiste, ni la persona que eras cuando estabas con él. Dejar de amar, claro que se puede dejar de amar, pero nunca podrás quitarte de dentro todas esas sensaciones que se regalaron, por eso el primer amor es inolvidable.
Es que no se puede olvidar porque por primera vez sentiste cosas que no te creías capaz de sentir, porque no tenías ni idea de que esos sentimientos y esas ganas y esa ilusión y ese revuelto en el estómago existían.
Tampoco puedes olvidar que el primer amor de verdad te enseñó que amar no es tan fácil como creías que era cuando tenías a tu novio con 8 años.
Creces, aprendes, sufres, vives, sientes, amas, desamas, odias, vuelves a amar, gritas, lloras, ríes y vuelves a llorar y vuelves a reír a carcajadas y así aprendes que la vida es una montaña rusa, que hoy estás arriba y mañana estás abajo, que todo lo que sube baja, que hoy ríes y mañana lloras. Pero en cierto modo te da igual porque tienes la certeza de que tu primer amor estará contigo siempre para seguir creciendo y aprendiendo juntos.
Y así es, como de repente entre las bajadas y las subidas, y entre tantas vueltas, lo acabas perdiendo, se desencuentran, tú te quedas arriba y el abajo y en un momento todo cambia y descubres que es posible que tengas que seguir subiendo y bajando en solitario por un tiempo, porque aunque no lo quieras "es lo mejor".
Y sigues caminando y sin querer sigues buscando que vuelva a aparecer esa persona que te devuelva todas esas emociones, toda esa adrenalina, todas esas ilusiones, todos esos revueltos estomacales (porque en mi opinión aleteos de mariposa me parecen pocos para describir esa sensación), todas esas noches en vela pensando en la vida juntos, en los planes de futuro. Esa persona que te devuelva la fuerza y las ganas de luchar por algo, esa persona que te haga olvidarlo todo, que te devuelva esa paz que antes sentías, que logre volver a estremecerte y que se te ponga la piel de gallina al estar entre sus brazos y la sensación que experimentas cuando lo miras y tienes la certeza de que es la persona mas bella del mundo y que no hay dudas de que es él y nadie más...
Y yo me pregunto... volveremos de verdad a sentir todo esto alguna vez? O sólo son cosas del primer amor...?
Hoy pienso en ese primer amor mio, y me río de mi misma, porque recuerdo como si fuera ayer todo lo que pensaba cuando lo veía, todo lo que sentía, locuras que le decía, en las cartas que escribía, en las rivalidades con la de la clase de al lado que quería quitármelo, en las charlas con mis amigas y las sonrisas y los secretos, en la adrenalina que todo eso me provocaba... pienso en lo feliz e inocente que era y en lo fácil que creía que era AMAR.
Cuando hablamos de nuestro primer amor, se nos viene a la cabeza ese niño de la infancia con el que nos escribíamos cartitas voladoras en la clase y que tantos suspiros se nos llevó. Pero nos reímos o nos avergonzamos de ello, ya no le damos importancia y en la mayoría de los casos ya no sabeos nada de esa persona que un día nos llenó de sueños infantiles.
Es por esto que pienso que nuestro primer amor, es aquel que hoy en día, si miramos hacia atrás no hay manera de olvidar absolutamente nada, ni puedes avergonzarte de lo que sentiste o pensaste o hiciste, porque ese de verdad es tu primer amor.
Tu primer amor, a veces, en algunos casos, no hace falta ni mirar hacia atrás para encontrarlo, porque aunque ya no forme parte de tu presente, forma parte de ti y se ha llevado para siempre un pedacito de ti y tu para siempre tendrás un pedacito de él.
Un primer amor nunca se olvida, ni se niega, ni se odia, ni se siente rencor si realmente el amor fue puro.
De primeros amores está lleno el mundo, y de segundos y terceros y cuartos y así suman siguen... pero el primero es inevitablemente el primero y siempre dejará su huella que ni el tiempo ni ningún amor venidero te harán olvidarlo. No porque no puedas dejar de amarlo, sino porque no puedes olvidar lo que sentiste, ni la persona que eras cuando estabas con él. Dejar de amar, claro que se puede dejar de amar, pero nunca podrás quitarte de dentro todas esas sensaciones que se regalaron, por eso el primer amor es inolvidable.
Es que no se puede olvidar porque por primera vez sentiste cosas que no te creías capaz de sentir, porque no tenías ni idea de que esos sentimientos y esas ganas y esa ilusión y ese revuelto en el estómago existían.
Tampoco puedes olvidar que el primer amor de verdad te enseñó que amar no es tan fácil como creías que era cuando tenías a tu novio con 8 años.
Creces, aprendes, sufres, vives, sientes, amas, desamas, odias, vuelves a amar, gritas, lloras, ríes y vuelves a llorar y vuelves a reír a carcajadas y así aprendes que la vida es una montaña rusa, que hoy estás arriba y mañana estás abajo, que todo lo que sube baja, que hoy ríes y mañana lloras. Pero en cierto modo te da igual porque tienes la certeza de que tu primer amor estará contigo siempre para seguir creciendo y aprendiendo juntos.
Y así es, como de repente entre las bajadas y las subidas, y entre tantas vueltas, lo acabas perdiendo, se desencuentran, tú te quedas arriba y el abajo y en un momento todo cambia y descubres que es posible que tengas que seguir subiendo y bajando en solitario por un tiempo, porque aunque no lo quieras "es lo mejor".
Y sigues caminando y sin querer sigues buscando que vuelva a aparecer esa persona que te devuelva todas esas emociones, toda esa adrenalina, todas esas ilusiones, todos esos revueltos estomacales (porque en mi opinión aleteos de mariposa me parecen pocos para describir esa sensación), todas esas noches en vela pensando en la vida juntos, en los planes de futuro. Esa persona que te devuelva la fuerza y las ganas de luchar por algo, esa persona que te haga olvidarlo todo, que te devuelva esa paz que antes sentías, que logre volver a estremecerte y que se te ponga la piel de gallina al estar entre sus brazos y la sensación que experimentas cuando lo miras y tienes la certeza de que es la persona mas bella del mundo y que no hay dudas de que es él y nadie más...
Y yo me pregunto... volveremos de verdad a sentir todo esto alguna vez? O sólo son cosas del primer amor...?
lunes, 21 de enero de 2013
Si duele, sácalo fuera, grita, llora, pega, duerme, pero quítalo de dentro.
Si duele, exprésalo, siéntelo, vívelo, reflexiónalo, suéñalo, pero aléjalo de ti.
Si duele, comparte, añade mundos, visiones y decepciones.
Si duele, habla, quéjate, inspírate, crece y ama.
Si duele, rié, levántate, cálzate y sueña en voz alta.
Si duele, rodéate, lee, escucha, percibe.
Si duele, mira, observa, difumina y crea.
Si duele, camina, corre y salta.
Para conseguirlo sólo hay una manera:
Si duele, sólo escribe.
Si duele, exprésalo, siéntelo, vívelo, reflexiónalo, suéñalo, pero aléjalo de ti.
Si duele, comparte, añade mundos, visiones y decepciones.
Si duele, habla, quéjate, inspírate, crece y ama.
Si duele, rié, levántate, cálzate y sueña en voz alta.
Si duele, rodéate, lee, escucha, percibe.
Si duele, mira, observa, difumina y crea.
Si duele, camina, corre y salta.
Para conseguirlo sólo hay una manera:
Si duele, sólo escribe.
lunes, 11 de junio de 2012
Cerrarlo, sellarlo...
"No hay nunca un porque para un recuerdo; llega de repente así, sin
pedir permiso. Y nunca sabes cuando se marchará. Lo único que sabes es
que lamentablemente volverá. Aunque por lo general son instantes.Y ahora se como hacerlo.Basta con no detenerse demasiado. En cuanto llega el recuerdo, hay que alejarse
rápidamente, hacerlo en seguida, sin miramientos, sin concesiones, sin
enfocarlo, sin jugar con el. Sin hacerse daño. Así mucho mejor... ahora ya ha pasado. La nieve se ha deshecho del todo".
Federico Moccia.
Tengo ganas de ti.
sábado, 9 de junio de 2012
Tiempo de cambios.
Cuando de repente, todo parece cambiar, las cosas se tornan más fáciles o más difíciles, la gente que estaba cerca, ya no lo está... no pienses que todo pasó de repente, de un día para otro, todo lleva su proceso y aunque no te hayas dado cuenta antes, las cosas se remontan desde días pasados en los que aún pensabas que todo seguía siendo igual y que tu presencia era importante y valorada.
Luego, cuando todo pasa y tomas distancia de las personas o de los hechos, las cosas se ven más claras, tan claras que te preguntas cómo no pudiste darte cuenta antes, cómo pudiste confiar tanto y dar tanto, cuando realmente tu presencia no estaba siendo valorada.
Pero es también ese tiempo y esa distancia, lo que hace que avances, que madures, que crezcas, que te protejas, que construyas tus muros, que selecciones hechos y personas... también hace que las cosas se tornen más frías, que desconfíes un poco más y que también te cueste expresarte y dejar entrar a la gente de la misma forma que lo hacías antes...
En definitiva, son épocas de cambios, no sólo externos, sino internos, que son los que realmente importan, los que te van formando como persona, cambios que te demuestran que eres más fuerte de lo que pensabas que eras y que no todo es lo que parece y que nunca hay que dar nada por sentado, nunca hay que dar nada por hecho, porque todo está en constante cambio y aunque no te des cuenta, quién menos te lo esperas hace que todo cambie.
Pero una cosa es segura: que los cambios son buenos, muy buenos. Aunque nos den miedo, aunque al principio todo sea difícil, aunque nos cueste adaptarnos a ellos... los cambios hacen que cada día nos posicionemos más en nuestro sitio, que construyamos nuestro lugar a veces sin saber que lo estamos haciendo y eso es bueno, encontrar nuestro sitio en lugares inesperados y con personas distintas a las que siempre pensamos que estarían con nosotros.
Y nunca olvides que todo, pero absolutamente todo, pasa por alguna razón que, aunque al principio desconozcamos, siempre acaba revelándose y te hace feliz.
Luego, cuando todo pasa y tomas distancia de las personas o de los hechos, las cosas se ven más claras, tan claras que te preguntas cómo no pudiste darte cuenta antes, cómo pudiste confiar tanto y dar tanto, cuando realmente tu presencia no estaba siendo valorada.
Pero es también ese tiempo y esa distancia, lo que hace que avances, que madures, que crezcas, que te protejas, que construyas tus muros, que selecciones hechos y personas... también hace que las cosas se tornen más frías, que desconfíes un poco más y que también te cueste expresarte y dejar entrar a la gente de la misma forma que lo hacías antes...
En definitiva, son épocas de cambios, no sólo externos, sino internos, que son los que realmente importan, los que te van formando como persona, cambios que te demuestran que eres más fuerte de lo que pensabas que eras y que no todo es lo que parece y que nunca hay que dar nada por sentado, nunca hay que dar nada por hecho, porque todo está en constante cambio y aunque no te des cuenta, quién menos te lo esperas hace que todo cambie.
Pero una cosa es segura: que los cambios son buenos, muy buenos. Aunque nos den miedo, aunque al principio todo sea difícil, aunque nos cueste adaptarnos a ellos... los cambios hacen que cada día nos posicionemos más en nuestro sitio, que construyamos nuestro lugar a veces sin saber que lo estamos haciendo y eso es bueno, encontrar nuestro sitio en lugares inesperados y con personas distintas a las que siempre pensamos que estarían con nosotros.
Y nunca olvides que todo, pero absolutamente todo, pasa por alguna razón que, aunque al principio desconozcamos, siempre acaba revelándose y te hace feliz.
miércoles, 25 de abril de 2012
Fighter.
Cuando algo acaba mal, siempre te quedas con el miedo de volver a enfrentarte a esa situación, a esa persona... y dentro de ese miedo cambias mil veces de opinión y de sensaciones, pero al final siempre vuelves al principio, a la razón por la cual todo acaba ma y concluyes que es lo mejor, aunque no iempre lo que es mejor nos satisface.
Y cuando dentro de ese miedo, dentro de esas sensaciones tan cambiantes, aparece alguien que no sólo te entiende, sino que te apoya, te hace sentir que no está sola con todo esto, que no sos la única, que tiene la capacidad de terminar tus frases de la misma manera que pensabas acabarlas y que te hace olvidarlo todo con una sonrisa... se agradece y te hace sentir protegida...
Por eso y por mucho más gracias, gracias por recordarme que soy luchadora y que puedo con esto y con más.
:)
Y cuando dentro de ese miedo, dentro de esas sensaciones tan cambiantes, aparece alguien que no sólo te entiende, sino que te apoya, te hace sentir que no está sola con todo esto, que no sos la única, que tiene la capacidad de terminar tus frases de la misma manera que pensabas acabarlas y que te hace olvidarlo todo con una sonrisa... se agradece y te hace sentir protegida...
Por eso y por mucho más gracias, gracias por recordarme que soy luchadora y que puedo con esto y con más.
:)
domingo, 22 de abril de 2012
Perdona pero no olvides.
Tu vida sos vos, son las decisiones que tomas y las que dejas de tomar,
es el resultado de tus pasos, de lo que has aprendido, de lo que te han enseñado y de lo que elegiste creer.
Se supone que el control de tu vida la tenes vos, pero todos sabemos que eso nunca es del todo cierto,
desgraciadamente o afortunadamente, depende de como se mire, no estamos solos y nuestra vida también son esas personas que nos rodean, que nos quiren y nos dejan de querer, que vemos todos los días o que no vemos nunca pero aún siguen presentes en cada paso que damos.
Tu vida son esos monentos que nunca olvidas, son esas risas que compartiste con tu amiga del alma, son esas lágrimas que tu mamá ha ayudado a que duelan un poco menos, son esas ilusiones que alguna vez ese amor te hizo sentir, son esas mentiras piadosas, cómplices, entre hermanos para cubrirnos alguna travesura, son esos abrazos tiernos que tu abuela te daba...
Pero también tu vida es esa desilusión tan grande, ese dolor que no te deja respirar bien y que te apreta el pecho cada vez más, es esas veces que te caes y te volves a levantar, es esas veces que te sientes extraña en tu propio cuerpo, es esas veces que echas tanto de menos a alguien que no hay nada que pueda quitarte esa nostalgia del alma y al final te acostumbras a vivir con eso, pero sabiendo que siempre ese huequito allí estará presente cada día, recordándote que eso forma parte de vos, de tu vida, de en quien te has transformado.
La vida también es todas las veces que perdonaste y te volvieron a hacer daño, pero aún así seguiste perdonando y ayudando a alguien que quizás no lo merecía, pero algo dentro te decía que tenías que hacerlo, porque no era propio de vos actuar como si no pasara nada.
Tu vida es tuya, todo esto la condiciona, pero aún así es tuya y la única persona que puede juzgarte sos vos mismo, porque al final del día quien está contigo es tu propio ser, tu conciencia que te aconseja y te hace elegir y salir adelante... Nosotros mismos somos nuestros mejores amigos.
Podemos cometer errores y a veces dejamos entrar otra vez a esa persona que tanto daño nos hizo, aún sabiendo que nos volverá a hacer daño, pero en eso consiste, en cometer errores y aprender de ellos. Es una mierda, lo sé, pero eso es lo que te forma como persona, lo que te hace aprender y no volver a tropezar otra vez con ese gran pedrusco que se te metió en el alma y en la mente y no te dejó respirar por un tiempo cuando la herida aún no había cerrado.
Yo no se si mi herida aún está abierta, me inclino más a que sí lo está, pero se que no tardara en cerrar y también se que no tardaré en perdonar y en dejarlo ir, pero eso sí, siempre sin olvidar.
Tu vida es tuya, vive y decide como realmente vos quieras y no dejes que nada ni nadie condicione tus decisiones, ni tu felicidad, porque al final tu vida es solo tuya y en tu lugar solo estarás vos.
es el resultado de tus pasos, de lo que has aprendido, de lo que te han enseñado y de lo que elegiste creer.
Se supone que el control de tu vida la tenes vos, pero todos sabemos que eso nunca es del todo cierto,
desgraciadamente o afortunadamente, depende de como se mire, no estamos solos y nuestra vida también son esas personas que nos rodean, que nos quiren y nos dejan de querer, que vemos todos los días o que no vemos nunca pero aún siguen presentes en cada paso que damos.
Tu vida son esos monentos que nunca olvidas, son esas risas que compartiste con tu amiga del alma, son esas lágrimas que tu mamá ha ayudado a que duelan un poco menos, son esas ilusiones que alguna vez ese amor te hizo sentir, son esas mentiras piadosas, cómplices, entre hermanos para cubrirnos alguna travesura, son esos abrazos tiernos que tu abuela te daba...
Pero también tu vida es esa desilusión tan grande, ese dolor que no te deja respirar bien y que te apreta el pecho cada vez más, es esas veces que te caes y te volves a levantar, es esas veces que te sientes extraña en tu propio cuerpo, es esas veces que echas tanto de menos a alguien que no hay nada que pueda quitarte esa nostalgia del alma y al final te acostumbras a vivir con eso, pero sabiendo que siempre ese huequito allí estará presente cada día, recordándote que eso forma parte de vos, de tu vida, de en quien te has transformado.
La vida también es todas las veces que perdonaste y te volvieron a hacer daño, pero aún así seguiste perdonando y ayudando a alguien que quizás no lo merecía, pero algo dentro te decía que tenías que hacerlo, porque no era propio de vos actuar como si no pasara nada.
Tu vida es tuya, todo esto la condiciona, pero aún así es tuya y la única persona que puede juzgarte sos vos mismo, porque al final del día quien está contigo es tu propio ser, tu conciencia que te aconseja y te hace elegir y salir adelante... Nosotros mismos somos nuestros mejores amigos.
Podemos cometer errores y a veces dejamos entrar otra vez a esa persona que tanto daño nos hizo, aún sabiendo que nos volverá a hacer daño, pero en eso consiste, en cometer errores y aprender de ellos. Es una mierda, lo sé, pero eso es lo que te forma como persona, lo que te hace aprender y no volver a tropezar otra vez con ese gran pedrusco que se te metió en el alma y en la mente y no te dejó respirar por un tiempo cuando la herida aún no había cerrado.
Yo no se si mi herida aún está abierta, me inclino más a que sí lo está, pero se que no tardara en cerrar y también se que no tardaré en perdonar y en dejarlo ir, pero eso sí, siempre sin olvidar.
Tu vida es tuya, vive y decide como realmente vos quieras y no dejes que nada ni nadie condicione tus decisiones, ni tu felicidad, porque al final tu vida es solo tuya y en tu lugar solo estarás vos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)