domingo, 4 de septiembre de 2011

Mi segunda fase.


A veces nos encontramos en un punto de nuestra vida, en el cual hemos pensado muchas veces que llegaríamos, lo hemos imaginado y escenificado en nuestra mente, pero no en nuestros corazones.
Es ese punto límite, en donde debes decidir qué quieres más, si a ti o a esa persona “ex especial”. Es elección debería de ser muy fácil, porque debemos querernos a nosotros mismos antes de querer a alguien más… pero en lugar de eso, simplemente decidimos sufrir un poco más y engañarnos un poco más, hasta volver a comprobar con nuestro propio corazón ya roto, que primero estamos nosotros mismos y los demás van y vienen.
Es en esos momentos, cuando esa persona tan especial te falla, traiciona tu confianza y se lleva con ella un pedazo de ti, en los que debemos compartir esa angustia y dejarla volar, gritar e irse muy lejos donde nunca vuelva. Porque siempre aprendemos de estas situaciones, que nos enseñan cuán importante es rodearse de las personas indicadas y no descuidarlas, porque esas personas siempre estarán dispuestas a ayudarnos, a no dejarnos caer, a reír, a llorar; esas personas siempre estarán dispuestas a perdonar, a guardar secretos, a ser cómplices por siempre y lo más importante a hacernos felices.
Esas personas nos hacen estas despedidas sentimentales, de esas otras personas que no nos supieron valorar, más fácil, menos duras, más llevaderas, porque nos demuestran que no estamos solas.
Esas personas, son mis grandes amigas. Y después de todo lo que hemos pasado en tan poco tiempo, se que viviremos juntas y construiremos juntas, más despedidas pero muchos más recuerdos felices.