domingo, 22 de septiembre de 2013

Estoy en ello.




En construcción (Disculpen las molestias)

Fui posponiendo todas las cosas,
ocultándome entre las ramas de algún amor precipitado,
escondiéndome entre el efímero calor
de las buenas palabras de amigos que me quieren ver bien,
huyendo siempre hacia delante,
evitando ver lo que tenía dentro,
tratando de dar al destino con la puerta en la cara
pero tuve que rendirme.
No pude eludir la cita que tenía conmigo
y tuve que bajar hasta el fondo de mi mismo
igual que un hombre que baja al cuarto de calderas sin linterna.
Allí estaban mi tendencia a agradar al resto tapando el miedo a que no me quisieran,
mi necesidad de demostrar que soy inocente sin saber nunca de qué,
un hueco en la pared hecho de ilusiones rotas,
los miedos que nos inculcaron nuestros padres,
que les inculcaron a nuestros padres,
que les inculcaron a sus padres,
el rencor que me dejó un sueño que no pude cumplir,
las expectativas hechas pedazos
y decidí no tratar de achicar el agua de ningún Titanic,
no quise correr, decidí sentarme a mirar
y ver que toda esa porquería también forma parte de mi
y no quise recogerla y tirarla por la ventana
sino entender de dónde venían
y perdonarme por no ser perfecto
y por eso no tiene final este poema,
porque estoy en ello.

Este es un poema del libro de Marwan, La Triste Historia de tu cuerpo sobre el mío.
Es un libro de esos que puedes leerlo una y otra vez y en cada una de ellas le encuentras un significado distinto a cada línea, a cada frase, a cada metáfora, a cada punto, a cada final.
Tiene ese poder de atraparte en cada poema, porque no sólo te sientes identificada, sino que te hace sentir y te deja pensando... y te demuestra que lo mismo que sentís cada día, alguien más también lo sintió o lo está sintiendo y simplemente te dejas llevar por sus palabras, por sus páginas pensando joder es que el cabrón lo clava.

Esta tarde volví a releerlo por enésima vez, y me topé con este poema que no se por qué razón había pasado desapercibido para mi. Quizás sería porque estaba posponiendo y elegí posponer sentir algo al leerlo, posponer la realidad y lo evidente y característico en mi en estos últimos meses: no pensar.
Pero hoy todas y cada una de las palabras de este poema, describen mejor que yo misma lo que he sido y he hecho últimamente. Amores precipitados, escondites entre las miradas y abrazos de amigas, evitando pensar y enfrentarme a lo que realmente sabía que tenía dentro, sin querer darme cuenta aún viéndolo.
Y allí, al final de mi, entre la razón y el corazón, estaba el miedo. Miedo a equivocarme, miedo a perder, miedo a no dejarme querer, a que no me quisieran, a ilusionarme, a confiar, a querer, a soñar, a decir las cosas como son, sin anestesia, así sin más soltarlas como siempre he hecho. Miedo a volver a ser yo misma.

Ahí, cuando te das cuenta de como te has escondido detrás de todo, es cuando pro fin te paras y te das de bruces contra vos misma. Contra quien eras, contra quien crees que eres, contra quien quieres ser. Y eso, es quizás de las cosas más difíciles de hacer porque hay muchas versiones de vos misma tirando para su sitio y no es fácil unirlas y mucho menos deshacerte de alguna de ellas.

Y aunque llegas a este punto debido a la mierda que te ha rodeado, y que te sigue rodeando, esa mierda también forma parte de ti, de lo que sos, de lo que haces, de lo que sientes, de lo que cambias, de las cosas que te hacen sentir viva y las cosas que te hunden en vos misma.
Si forma parte de mi, es por alguna razón y no quiero deshacerme de la mierda, porque me enseña, porque me recuerda que tengo que ser yo siempre, sin importar cuanta mierda me pase por encima.
Se trata de un reencuentro con uno mismo, dejar de sentirnos víctimas de todos, dejar de buscar culpables y asumir que el destino es cabrón y qué pasa si es cabrón? Eso no es ninguna novedad. Si cada vez que la mierda se me venga encima voy a estar escondiéndome en cosas que no son mías, entonces nada tendría sentido.

Estoy en ello y presiento que estaré en ello por mucho tiempo, pero me da igual porque estoy en ello.

martes, 17 de septiembre de 2013

Pitingo.

Quizás lo peor que me ha tocado sentir, desde que tengo uso de razón y de sentimientos, es ser consciente de que esa persona que tanto amas, te hace más daño que feliz.
Pero estoy hablando de amor verdadero. No estoy hablando del novio de turno, ni de amores no correspondidos. Me refiero a ese amor que sientes desde antes de saber que tienes la capacidad de sentir; desde antes de ser consciente de que existes, de que eres alguien, de que formas parte del mundo, de una familia, de un amor.
Ese amor que pase lo que pase, seas como seas, vivas donde vivas, ames a quien ames, estés lejos o estés cerca, es totalmente incondicional. Porque siempre ha estado ahí, desde el primer día, te acompañó en cada paso del camino y lo sigue haciendo, aunque sea de una forma que ya no está llena de amor, como cuando supo que ibas a llegar, como cuando te vio por primera vez, como cuando le hiciste la persona más feliz del mundo.
Solía idolatrarlo. Lo veía tan guapo. Con esos ojos azules llenos de fuerza y con esas manos tan grandes que me hacían sentir que nunca me dejaría caer, que siempre estaría protegida si estaba a su lado.
El me miraba con orgullo, lo recuerdo feliz a mi lado. Me impulsaba a seguir mis sueños y fue la primera persona que me hizo sentir que podía ser lo que quisiera ser siempre que luchara y no me rindiera.
Me enseñó a andar en bici y a no creer que es verdad todo lo que leo o me dicen.
Me enseñó que la vida puede ser una real caca, pero que siempre hay que levantarse y seguir.

Y así fue pasando el tiempo... sus manos grandes dejaron de darme protección, sus ojos azules se fueron apagando y yo ya no podía ser tan soñadora y mucho menos podía ser quien quisiera ser. Y cuando la bici dejó de servirme, jamás me regaló otra para poder seguir pedaleando y aprendiendo.

Ya no hay nadie a quien idolatrar. Tenemos nuestros días que lo miro a los ojos y aún me aferro al recuerdo de su mirada orgullosa y lo mucho que creía en mi. Pero pronto las cosas se desvanecen ta y como se desvaneció mi lealtad y mi ejemplo a seguir.

Es lo más difícil que me ha tocado aceptar. Que este amor incondicional, siempre me hará daño, hasta que ya no pueda sentir más.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No te rindas.

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti

martes, 3 de septiembre de 2013

Perderse para el reencuentro.

A veces es necesario perdernos para volver a encontrarnos.
El Camino puede torcerse a medida que lo transitamos y muchas veces no nos damos cuenta de ello hasta que estamos metidos en la boca del lobo.
Nos refugiamos en cosas sin ni siquiera saberlo. Cosas que no nos definen, que se alejan de nostros,que nos ayudan a perdernos.
Cosas: personas, situaciones, lugares, actitudes... Todo lo que un dia criticaste, hoy forma parte de tu dia a dia, de tu escondite perdido.
Muchas veces te plantearas si lo haces mal. Pero con un simple autoengaño vuelves a la superficialidad de Los placeres momentaneos y para estas alturas te perdiste dentro del esofago del lobo.
Cuando parar? cuando mirar atras? Cuando mirar dentro de ti? Cuando.decidir? Cuando cambiar?
Cuando lo superfluo deje de llenar Los huequitos y te encuentres de lleno con el vacio.
Y Asi encuentras de nuevo el Camino a casa. Pero no sin antes recaer, no sin antes autoengañarte una vez mas, no sin antes volver a sentirte chiquitita para lo grande que solias ser.
Y Asi poco a poco vuelve la cordura, y encuentras en el Camino de vuelta Las cosas que te acercan a ti y ya solo depende de ti.