lunes, 21 de octubre de 2013

De otro tiempo, de otro lugar.

Dicen que siempre serás del sitio donde naces y que nunca llegarás a ser una nativa del sitio a donde llegas, siempre una extranjera.
Dicen que si te vas te olvidas de lo que dejas detrás, de lo bueno y de lo malo. De los sitios, de las sensaciones y de las personas.
Dicen que te transformas y que de pronto ya nada te importa, sólo lo que vendrá.
Dicen que no sufres las ausencias porque estás lejos.
Dicen que estás lejos porque quieres.
Dicen que no te interesa volver, que no te implicas en conseguirlo.
Dicen que tu vida es mucho mejor y más bonita de lo que realmente es.
Dicen que los nuevos aires, los nuevos sitios y las nuevas personas te harán olvidar que estás lejos.
Dicen que llegas a robarle cosas a la gente que aún no tiene y que quizás nunca tendrá más allá de tu presencia.
Dicen que eres extranjera, rara, les divierte tu acento y tu historia.
Dicen que eres de un país, luego de otro y al final se queda en que eres "de pa allá".

Dicen y dicen y dicen... y yo les digo que soy de otro tiempo y de otro lugar y a la vez también soy de acá y de allá y a veces no se dónde.
Porque si ya no sos de allá porque te fuiste... tampoco sos de acá porque no naciste ni te criaste en el mismo lugar que ellos... entonces de dónde soy?

Yo les digo que no presupongan a la ligera... no son cosas fáciles ni divertidas, son espacios, son tiempos que forjan distancias y ausencias que nunca se recuperan. Casi nada de lo que se dice es cierto, lejos de dolerme me río, porque hay mucha ignorancia rodeándome y ante eso no hay nada mejor que una gran sonrisa.

Al irte se te queda una imagen intacta en la cabeza y en el corazón de como eran las cosas en ese momento, de cómo lo dejaste todo. A lo largo del tiempo, muchas de esas cosas desaparecen, cambian, se transforman y a pesar de que estás al tanto de ello, no puedes imaginártelo siquiera, tu cabeza y tu corazón no conciben esa idea, es demasiado cambio, demasiado dolor, demasiada ausencia.

A la misma vez, los que dejaste se quedaron con esa última imagen de vos, la que les dejaste de los últimos meses, de los últimos días. De risas, caricias, secretos, confesiones y nostalgia. Esos últimos días en lo que cada segundo valía más que nada, porque serían los últimos.

Han pasado casi 7 años de esos últimos momentos, de esas últimas miradas. En ninguno de estos días de estos últimos 7 años he dejado de sentir que es muy injusto estar lejos. Que a veces una simple llamada telefónica duele más y despierta más sentimientos que el permanecer alejado.

Luego resulta que ni la imagen que dejaste ni la imagen con la que te quedaste será la misma el día que vuelvas, ni es la misma ahora mismo ni lo será mientras llega ese día.

Al final te acostumbras a vivir echando de menos y lo adaptas como algo normal, algo característico de vos misma.
Entran a tu vida muchas personas, pero quizás ni las 3 cuartas partes de ellas se pregunten o se interesen de dónde vienes y por qué. Quién eras y quién eres y como te sientes con respecto a eso.
La verdad es que por más que lo explique, nadie puede entender como es dejarlo todo y empezar de cero si nunca lo ha vivido.

Nadie puede saber cómo es echar de menos las cosas que nunca llegaste a tener o la persona que nunca llegaste a ser. Nadie sabe qué es vivir con el "y si me hubiera quedado..."
Nadie sabe lo que es sentir que una parte de ti ya no volverá a estar contigo y nadie sabe que ser consciente de ello, de que siempre estarás dividida, te guía los pasos cada día.
Nadie sabe lo que es sentir que sólo han pasado 7 años, pero que parece una vida entera. Parece que los recuerdos que tengo son de otra vida, en la que viví en otro tiempo y en otro lugar.
Nadie sabe lo que es tener la sensación de que aún no cierras capítulos y que no depende de ti misma poder hacerlo.


Al final lo aceptas y te acostumbras y logras ser casi casi uno más, pero adentro sabes que no lo eres.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Estoy en ello.




En construcción (Disculpen las molestias)

Fui posponiendo todas las cosas,
ocultándome entre las ramas de algún amor precipitado,
escondiéndome entre el efímero calor
de las buenas palabras de amigos que me quieren ver bien,
huyendo siempre hacia delante,
evitando ver lo que tenía dentro,
tratando de dar al destino con la puerta en la cara
pero tuve que rendirme.
No pude eludir la cita que tenía conmigo
y tuve que bajar hasta el fondo de mi mismo
igual que un hombre que baja al cuarto de calderas sin linterna.
Allí estaban mi tendencia a agradar al resto tapando el miedo a que no me quisieran,
mi necesidad de demostrar que soy inocente sin saber nunca de qué,
un hueco en la pared hecho de ilusiones rotas,
los miedos que nos inculcaron nuestros padres,
que les inculcaron a nuestros padres,
que les inculcaron a sus padres,
el rencor que me dejó un sueño que no pude cumplir,
las expectativas hechas pedazos
y decidí no tratar de achicar el agua de ningún Titanic,
no quise correr, decidí sentarme a mirar
y ver que toda esa porquería también forma parte de mi
y no quise recogerla y tirarla por la ventana
sino entender de dónde venían
y perdonarme por no ser perfecto
y por eso no tiene final este poema,
porque estoy en ello.

Este es un poema del libro de Marwan, La Triste Historia de tu cuerpo sobre el mío.
Es un libro de esos que puedes leerlo una y otra vez y en cada una de ellas le encuentras un significado distinto a cada línea, a cada frase, a cada metáfora, a cada punto, a cada final.
Tiene ese poder de atraparte en cada poema, porque no sólo te sientes identificada, sino que te hace sentir y te deja pensando... y te demuestra que lo mismo que sentís cada día, alguien más también lo sintió o lo está sintiendo y simplemente te dejas llevar por sus palabras, por sus páginas pensando joder es que el cabrón lo clava.

Esta tarde volví a releerlo por enésima vez, y me topé con este poema que no se por qué razón había pasado desapercibido para mi. Quizás sería porque estaba posponiendo y elegí posponer sentir algo al leerlo, posponer la realidad y lo evidente y característico en mi en estos últimos meses: no pensar.
Pero hoy todas y cada una de las palabras de este poema, describen mejor que yo misma lo que he sido y he hecho últimamente. Amores precipitados, escondites entre las miradas y abrazos de amigas, evitando pensar y enfrentarme a lo que realmente sabía que tenía dentro, sin querer darme cuenta aún viéndolo.
Y allí, al final de mi, entre la razón y el corazón, estaba el miedo. Miedo a equivocarme, miedo a perder, miedo a no dejarme querer, a que no me quisieran, a ilusionarme, a confiar, a querer, a soñar, a decir las cosas como son, sin anestesia, así sin más soltarlas como siempre he hecho. Miedo a volver a ser yo misma.

Ahí, cuando te das cuenta de como te has escondido detrás de todo, es cuando pro fin te paras y te das de bruces contra vos misma. Contra quien eras, contra quien crees que eres, contra quien quieres ser. Y eso, es quizás de las cosas más difíciles de hacer porque hay muchas versiones de vos misma tirando para su sitio y no es fácil unirlas y mucho menos deshacerte de alguna de ellas.

Y aunque llegas a este punto debido a la mierda que te ha rodeado, y que te sigue rodeando, esa mierda también forma parte de ti, de lo que sos, de lo que haces, de lo que sientes, de lo que cambias, de las cosas que te hacen sentir viva y las cosas que te hunden en vos misma.
Si forma parte de mi, es por alguna razón y no quiero deshacerme de la mierda, porque me enseña, porque me recuerda que tengo que ser yo siempre, sin importar cuanta mierda me pase por encima.
Se trata de un reencuentro con uno mismo, dejar de sentirnos víctimas de todos, dejar de buscar culpables y asumir que el destino es cabrón y qué pasa si es cabrón? Eso no es ninguna novedad. Si cada vez que la mierda se me venga encima voy a estar escondiéndome en cosas que no son mías, entonces nada tendría sentido.

Estoy en ello y presiento que estaré en ello por mucho tiempo, pero me da igual porque estoy en ello.

martes, 17 de septiembre de 2013

Pitingo.

Quizás lo peor que me ha tocado sentir, desde que tengo uso de razón y de sentimientos, es ser consciente de que esa persona que tanto amas, te hace más daño que feliz.
Pero estoy hablando de amor verdadero. No estoy hablando del novio de turno, ni de amores no correspondidos. Me refiero a ese amor que sientes desde antes de saber que tienes la capacidad de sentir; desde antes de ser consciente de que existes, de que eres alguien, de que formas parte del mundo, de una familia, de un amor.
Ese amor que pase lo que pase, seas como seas, vivas donde vivas, ames a quien ames, estés lejos o estés cerca, es totalmente incondicional. Porque siempre ha estado ahí, desde el primer día, te acompañó en cada paso del camino y lo sigue haciendo, aunque sea de una forma que ya no está llena de amor, como cuando supo que ibas a llegar, como cuando te vio por primera vez, como cuando le hiciste la persona más feliz del mundo.
Solía idolatrarlo. Lo veía tan guapo. Con esos ojos azules llenos de fuerza y con esas manos tan grandes que me hacían sentir que nunca me dejaría caer, que siempre estaría protegida si estaba a su lado.
El me miraba con orgullo, lo recuerdo feliz a mi lado. Me impulsaba a seguir mis sueños y fue la primera persona que me hizo sentir que podía ser lo que quisiera ser siempre que luchara y no me rindiera.
Me enseñó a andar en bici y a no creer que es verdad todo lo que leo o me dicen.
Me enseñó que la vida puede ser una real caca, pero que siempre hay que levantarse y seguir.

Y así fue pasando el tiempo... sus manos grandes dejaron de darme protección, sus ojos azules se fueron apagando y yo ya no podía ser tan soñadora y mucho menos podía ser quien quisiera ser. Y cuando la bici dejó de servirme, jamás me regaló otra para poder seguir pedaleando y aprendiendo.

Ya no hay nadie a quien idolatrar. Tenemos nuestros días que lo miro a los ojos y aún me aferro al recuerdo de su mirada orgullosa y lo mucho que creía en mi. Pero pronto las cosas se desvanecen ta y como se desvaneció mi lealtad y mi ejemplo a seguir.

Es lo más difícil que me ha tocado aceptar. Que este amor incondicional, siempre me hará daño, hasta que ya no pueda sentir más.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

No te rindas.

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti

martes, 3 de septiembre de 2013

Perderse para el reencuentro.

A veces es necesario perdernos para volver a encontrarnos.
El Camino puede torcerse a medida que lo transitamos y muchas veces no nos damos cuenta de ello hasta que estamos metidos en la boca del lobo.
Nos refugiamos en cosas sin ni siquiera saberlo. Cosas que no nos definen, que se alejan de nostros,que nos ayudan a perdernos.
Cosas: personas, situaciones, lugares, actitudes... Todo lo que un dia criticaste, hoy forma parte de tu dia a dia, de tu escondite perdido.
Muchas veces te plantearas si lo haces mal. Pero con un simple autoengaño vuelves a la superficialidad de Los placeres momentaneos y para estas alturas te perdiste dentro del esofago del lobo.
Cuando parar? cuando mirar atras? Cuando mirar dentro de ti? Cuando.decidir? Cuando cambiar?
Cuando lo superfluo deje de llenar Los huequitos y te encuentres de lleno con el vacio.
Y Asi encuentras de nuevo el Camino a casa. Pero no sin antes recaer, no sin antes autoengañarte una vez mas, no sin antes volver a sentirte chiquitita para lo grande que solias ser.
Y Asi poco a poco vuelve la cordura, y encuentras en el Camino de vuelta Las cosas que te acercan a ti y ya solo depende de ti.

domingo, 21 de abril de 2013

La vida es un estornudo.

Sólo se necesita tiempo y buenas compañías para lograr entender el por qué de muchas cosas, para lograr ver a simple vista los detalles más ocultos, para decirlo todo con una mirada, para sentir que vos mismo sos tu propio hogar.

También lleva tiempo lograr distinguir entre las realmente buenas compañías y las que aparentan serlo... eso es algo que algunos les lleva toda la vida descubrirlo.

Pero cuando por fin lo descubres... lo sufres, lo lloras, lo gritas, lo niegas, lo detestas... hasta que te das cuenta que por alguna razón las cosas pasan y que ese no era tu camino, que esas no eran tus amigas, que ese no era el amor de tu vida, que ese no era tu gran sueño y que las personas que más valen la pena, dicen mucho más con gestos que con palabras.

Siempre debemos dejar ir, para poder dejar entrar y sobre todo para poder entrar en alguien más.

Estamos en constante período de prueba, porque una vez que hemos aprendido una lección, nunca es suficiente, y la vida nos pone más pruebas que, aunque otros digan lo contrario, sólo depende de nosotros mismos superarlas.
Y cuando por fin entras en alguien más y sientes que haber gritado tanto valió la pena, es que no debes dejarlo ir.

lunes, 25 de marzo de 2013

Todos los días se aprende algo.

Soy de las que piensan que todo ocurre por alguna razón.
Quizás en el momento no nos demos cuenta de cuál es la razón, pero todo tiene su plan secreto.
Si no conocimos a esa persona, o no estamos en el sitio que queríamos, o nos dicen que no,o perdemos el avión, o conseguimos eso que tanto queríamos un poco más tarde...
Porque cada cosa tiene su momento, su razón de ser y muchas veces nuestros deseos no encajan con la forma en como deberían ser las cosas.

Cada día aprendo algo nuevo. Últimamente estoy aprendiendo y decsubriendo los porqués de por qué me han pasado todas esas cosas que creía injustas y que no se ajustaban a mis planes. Cada día aprendo que paralelamente a mi plan, a mis planes, allí está, mi plan secreto.

Aunque pase mucho el tiempo, poco apoco, voy desubriendo todas las razones de mis fracasos, de mis desiluciones, de mis encuentros, mis desencuentros, mis llantos, mis mil intentos con algo que parecía no tener final...

Cuantas más respuestas voy encontrando, más agradezco que me haya pasado todo eso. Porque gracias a todo, hoy la vida se ve más clara, más real, más mía.

También cada día voy aprendiendo a apreciar más lo que me ha quedado y a lamentarme menos por lo que tenía y ya se fue.

Aprendes a querer más a los que se quedaron, a los nuevos que llegan. A cuidarlos, a mimarlos, a sentirlos cerca. Aprendes a hacerlos feliz, a dejar que te hagan feliz.

Aprendes que la vida pasa rápido, que las cosas no son estáticas, que nada lo es y que nunca lo será. Nada es para siempre, pero no por esa razón debes rendirte.

No me rindo, porque mirarte de reojo y sonreírnos me compensa. Me compensa sentir que me quieres y sentir que te quiero. Saber que te tengo conmigo y que por ahora no iremos a ninguna parte separados. Me compensa sentir que sos tan distinto a lo que yo pensaba que quería, y eso me hacen sentir que voy por el camino correcto, porque no siempre es todo como lo planeamos. Nuestro plan secreto muchas veces se nos adelanta e interrumpe sentimientos y conexiones erróneas, para regalarnos nuevas ilusiones.

Hoy tengo una nueva ilusión y cada día aprendo que la vida es hoy.Y hoy te quiero conmigo.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Scars.

Nos guste o no, todo en esta vida nos deja huella.
Personas, momentos, miradas, sonrisas, palabras, canciones, películas, poemas, frases, imágenes...

El problema es cuando esa huella es tan profunda que se pueden ver claramente las pisadas de ese recuerdo en nosotros, e incluso después de mucho tiempo la cicatriz sigue ahí para recordarnos cada pequeño detalle que no nos deja olvidar la moraleja de nuestra particular aventura desafortunada.

Que la cicatriz nos acompañe y que esas sensaciones vuelvan aunque duelan, porque aunque la mayoría de las veces no les hagamos caso, están ahí para advertirnos de que no debemos volver allí.

Yo, a pesar de mis millones de huellitas particulares, casi siempre vuelvo sobre ellas y no hago caso a sus advertencias. Pero me llegó el momento en que como ya no cabían más advertencias, las huellitas nuevas empezaron a crecer encima de algunas cicatrice, abriendo así las viejas heridas y creando las nuevas.
Y si antes dolía, no hay forma de explicar como duele ahora.

jueves, 24 de enero de 2013

Primer amor.

Cuando pensamos en nuestro primer amor, siempre pensamos en esa personita a la que le regalamos nuestro primer "te quiero", o a la que le dimos nuestro primer roce de labios, que en algunos casos no llegó a ser ni un intento de beso. Cuando éramos niños o dejando de serlo, cuando sentíamos esa cosa dentro que te sube desde el estómago hasta la garganta cuando lo veías venir de lejos o cuando te quedabas dormida pensando en esa personita, pensando que te casarías y tendrías hijos con ese novio de primaria.

Hoy pienso en ese primer amor mio, y me río de mi misma, porque recuerdo como si fuera ayer todo lo que pensaba cuando lo veía, todo lo que sentía, locuras que le decía, en las cartas que escribía, en las rivalidades con la de la clase de al lado que quería quitármelo, en las charlas con mis amigas y las sonrisas y los secretos, en la adrenalina que todo eso me provocaba... pienso en lo feliz e inocente que era y en lo fácil que creía que era AMAR.

Cuando hablamos de nuestro primer amor, se nos viene a la cabeza ese niño de la infancia con el que nos escribíamos cartitas voladoras en la clase y que tantos suspiros se nos llevó. Pero nos reímos o nos avergonzamos de ello, ya no le damos importancia y en la mayoría de los casos ya no sabeos nada de esa persona que un día nos llenó de sueños infantiles.

Es por esto que pienso que nuestro primer amor, es aquel que hoy en día, si miramos hacia atrás no hay manera de olvidar absolutamente nada, ni puedes avergonzarte de lo que sentiste o pensaste o hiciste, porque ese de verdad es tu primer amor.
Tu primer amor, a veces, en algunos casos, no hace falta ni mirar hacia atrás para encontrarlo, porque aunque ya no forme parte de tu presente, forma parte de ti y se ha llevado para siempre un pedacito de ti y tu para siempre tendrás un pedacito de él.
Un primer amor nunca se olvida, ni se niega, ni se odia, ni se siente rencor si realmente el amor fue puro.

De primeros amores está lleno el mundo, y de segundos y terceros y cuartos y así suman siguen... pero el primero es inevitablemente el primero y siempre dejará su huella que ni el tiempo ni ningún amor venidero te harán olvidarlo. No porque no puedas dejar de amarlo, sino porque no puedes olvidar lo que sentiste, ni la persona que eras cuando estabas con él. Dejar de amar, claro que se puede dejar de amar, pero nunca podrás quitarte de dentro todas esas sensaciones que se regalaron, por eso el primer amor es inolvidable.

Es que no se puede olvidar porque por primera vez sentiste cosas que no te creías capaz de sentir, porque no tenías ni idea de que esos sentimientos y esas ganas y esa ilusión y ese revuelto en el estómago existían.
Tampoco puedes olvidar que el primer amor de verdad te enseñó que amar no es tan fácil como creías que era cuando tenías a tu novio con 8 años.
Creces, aprendes, sufres, vives, sientes, amas, desamas, odias, vuelves a amar, gritas, lloras, ríes y vuelves a llorar y vuelves a reír a carcajadas y así aprendes que la vida es una montaña rusa, que hoy estás arriba y mañana estás abajo, que todo lo que sube baja, que hoy ríes y mañana lloras. Pero en cierto modo te da igual porque tienes la certeza de que tu primer amor estará contigo siempre para seguir creciendo y aprendiendo juntos.
Y así es, como de repente entre las bajadas y las subidas, y entre tantas vueltas, lo acabas perdiendo, se desencuentran, tú te quedas arriba y el abajo y en un momento todo cambia y descubres que es posible que tengas que seguir subiendo y bajando en solitario por un tiempo, porque aunque no lo quieras "es lo mejor".

Y sigues caminando y sin querer sigues buscando que vuelva a aparecer esa persona que te devuelva todas esas emociones, toda esa adrenalina, todas esas ilusiones, todos esos revueltos estomacales (porque en mi opinión aleteos de mariposa me parecen pocos para describir esa sensación), todas esas noches en vela pensando en la vida juntos, en los planes de futuro. Esa persona que te devuelva la fuerza y las ganas de luchar por algo, esa persona que te haga olvidarlo todo, que te devuelva esa paz que antes sentías, que logre volver a estremecerte y que se te ponga la piel de gallina al estar entre sus brazos y la sensación que experimentas cuando lo miras y tienes la certeza de que es la persona mas bella del mundo y que no hay dudas de que es él y nadie más...

Y yo me pregunto... volveremos de verdad a sentir todo esto alguna vez? O sólo son cosas del primer amor...?




lunes, 21 de enero de 2013

Si duele, sácalo fuera, grita, llora, pega, duerme, pero quítalo de dentro.
Si duele, exprésalo, siéntelo, vívelo, reflexiónalo, suéñalo, pero aléjalo de ti.
Si duele, comparte, añade mundos, visiones y decepciones.
Si duele, habla, quéjate, inspírate, crece y ama.
Si duele, rié, levántate, cálzate y sueña en voz alta.
Si duele, rodéate, lee, escucha, percibe.
Si duele, mira, observa, difumina y crea.
Si duele, camina, corre y salta.
Para conseguirlo sólo hay una manera:
Si duele, sólo escribe.